viernes, 6 de agosto de 2010

IMPERFECTA PERFECCIÓN

Relatos fantásticos....
Trabajo de Producción 1


Hace millones de años existían, en un planeta lejano, seres totalmente desconocidos para el humano. Se hacían llamar “Los Perfectos” y tenían la estatura media de los monos. Eran una sociedad muy semejante a la de nosotros, los humanos, pero con sentimientos muy especiales. Ni la razón ni la religión existían, solo los sentimientos como ideología y estilo de vida. No eran muchos, al contrario, solo algunos centenares. No se reproducen, pero tampoco mueren. Para ellos, el concepto de gobierno era desconocido, al igual que los derechos o las obligaciones. Ellos solo vivían, se educaban, trabajaban y progresaban en su pequeño mundo. Pero la evolución se hacia sentir cada día como el potente sol de sus calurosas tierras. Era algo muy extraño, porque cada vez eran más sensibles, y todos eran conscientes de eso. Demostraban su ánimo de forma más directa, pero nunca dejaban de ser como se hacían llamar, perfectos, por lo menos, hasta ese momento.

Un día, igual de caluroso, esta sociedad comenzó con sus labores de todos los días. Tarsila, una habitante de “Los Perfectos”, se dirigió a buscar agua en el río cuando resbala y cae. Como son perfectos, no se lastimó, y se levantó como si nada hubiera pasado. Pero otro “Perfecto” que estaba a unos metros de ella, se rió. Una actitud imposible en aquella sociedad, lo cual es otra prueba de aquella evolución de sensibilidad. No solo afectó a la persona que se burló, sino también a Tarsila. De repente comenzó a sentir una inmensa vergüenza que se manifestó escandalosamente. Comenzó a crecer y agrandarse. Las piernas y los brazos eran larguísimos, al igual que el pecho y su cuello. Intentó esconder la deformada nariz, oprimiéndola, pero le salió por la oreja. No paró hasta explotar.

Y así, cada uno de aquella sociedad era víctima de la sensibilidad, explotando, algunos por vergüenza, como Tarsila, otros por tristeza, ahogándose es sus propias lágrimas, o como la mayoría, por miedo. Era el fin de los perfectos.


Realizado por Santiago Perramón. Inspirado en Tarsila de Amaral, Abaporu.

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