viernes, 22 de octubre de 2010

EL DUENDE

Era un día gris. Manuel corría por una calle de tierra del centro de su pueblo. Las lágrimas brotaban de sus ojos, estaba confundido por lo que acababa de escuchar por la radio, -“no puede ser”- se decía una y otra vez. Los vecinos estaban fuera de sus casas y conversaban unos con otros manteniendo la misma cara de incertidumbre y gestos de sorpresa. Se dieron vuelta al verlo pasar, mientras levantaba una gran nube de polvo a su paso. Manuel se dirigió a la municipalidad, ese había sido su primer objetivo. La encontró abierta, pero nadie estaba allí. Para colmo estaba todo revuelto, como si todos hubieran huido lo más rápido posible; eso empeoraba la situación. Sin dudarlo se encaminó al rancho de Doña Carlota, la única persona que podía explicarle lo que hace minutos acababa de oír y probablemente la única que podría mantenerlo protegido por unos días, según su improvisado plan. Sorprendentemente la encontró parada junto a la tranquera, vestida con un pollerón bordó, una camisa blanca y una chalina floreada. Sospechaba, por alguna extraña razón, que lo estaba esperando desde hace tiempo; le abrió y lo abrazó fuertemente. Manuel no recordaba la última vez que había llorado tanto. Se dirigieron a la casona sin decir ninguna palabra. Se sentaron en la mesa de la cocina y, confirmando sus sospechas, Doña Carlota le sirvió una humeante taza de mate cocido con tortas fritas. Para él, ella era una gran mujer, incluso su mejor amiga. Siempre sabía qué hacer en los momentos como esos, y eso Manuel lo sabía muy bien. Doña Carlota se apoyó en el respaldo de su silla, se abrigó el pecho con la chalina y le dijo lo siguiente: “Te contaré un cuento que he escuchado de mi abuelo hace muchos años. Escúchame con atención y luego dime lo que piensas hacer.” El chico bajó la cabeza y comenzó a tomar su mate cocido muy despacio, tal como si fuera el último.

-“Erase una vez un duende que vivía en el bosque con el resto de su grupo. Este duende se encargaba de vender oro por los pueblos del lugar. Tenía un carácter fuerte, caprichoso y solía ser corrupto con los demás. En uno de sus viajes este duende se desvió de su sendero y fue a parar a tierras enemigas. Lo supo porque se encontró cara a cara con el castillo del malvado rey Damián y porque su bosque había desaparecido. Huyó como pudo y milagrosamente pudo refugiarse en una pequeña aldea en las colinas. Con el tiempo tuvo un hermoso hijo y además se convirtió en el gobernante de la ciudad gracias a sus inteligentes ideas y al oro que aportó al tesoro común. Pero como la gran mayoría de los gobernantes, se convirtió en un ser oscuro y egoísta, se olvidó casi por completo de su hijo y comenzó a asustar a la gente con sus poderes mágicos. El pueblo no hacía nada, le tenían mucho miedo y creía en su promesa de traerles más oro y enriquecerlos a todos. Al duende le encantó la idea de que todos trabajaran para él y no tener que caminar más por el bosque vendiendo oro y gastando sus pies. Pasados muchos años, los duendes del bosque se enteraron de la historia de su amigo y salieron a hacer lo mismo. En poco tiempo los duendes gobernaban muchísimos pueblos y dejaron de habitar las profundidades de los mismos. Lamentablemente el engaño y astucia de estos seres fue tal que hasta hoy en día continúan liderando pueblos, ciudades e incluso países. Pero en los últimos años de su vida, destrozado por la enfermedad y la soledad, el duende primero se arrepintió muchísimo de todo el mal que había hecho, y principalmente de no haber podido disfrutar de la vida con su hijo, quien se había dirigido a tierras lejanas hace muchos años y lo había abandonado para siempre.”Manuel permaneció en silencio, apartó la taza a un lado y se largó a llorar nuevamente, tapándose la cara con las manos. Doña Carlota dejó que se recompusiera, tampoco pudo ocultar las lágrimas de sus ojos. Manuel se levantó y le dijo con voz ronca:

-Me gustaría pasar un tiempo contigo, luego tal vez me anime a ir a visitarlo.

-Sabia decisión. Respondió Carlota con una sonrisa en el rostro.

Una hora antes.

Hoy a la mañana fue dada la orden de captura, por parte de la Policía Federal Argentina, para el gobernador Gerardo Toledo quien se mantiene prófugo de su hogar desde hace más de tres días. Según fuentes periodísticas, la policía interrogó a todo su personal hasta obtener la información que estaban buscando. El señor Toledo, junto a otros funcionarios, tiene cargos en su contra por tráfico de drogas y actos corruptos con ciertas empresas, relacionados principalmente con el lavado de dinero. Además, fue enviado un cuerpo de la policía al pueblo Colonia Esperanza para encarcelar también a funcionarios de la municipalidad de dicho lugar que estaban estrechamente relacionados con las políticas de Toledo, y sitiar la estancia en la que actualmente reside su familia.

Relizado por Anderson Alejandro Perea da Silva

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