viernes, 20 de mayo de 2011

De 1944

Son las cinco de la tarde en Francia, hora en la que llegarían los mineros de Normandía; sus hijos apresurados corren por las calles de barro y piedra de la aldea, para luego llegar a la ruta que cruzaba por esa región olvidada de la Francia nazi.

Los niños llegan a la ruta y se posan sobre el cartel que tenia pegado un afiche en contra del Tercer Reich, aguardan la tan esperada llegada del camión militar manejado por los sub-oficiales de las SS. Traía en su caja a los mineros cansados luego de un día de mucho esfuerzo. Sus rostros estaban sucios de carbón y barro, muestra de su esforzada labor.
Son las seis de la tarde, ese camión tan esperado por los niños no llega, pero despreocupados estos juegan al futbol con una pelota de trapo en la embarrada banquina.

Ya es las ocho de la noche, las lechuzas están saliendo de sus nidos, la luna empieza a cobijar una de las últimas suaves y hermosas noches de primavera de la Francia ocupada. Los niños regresan a sus casas, toman un caldo y luego duermen, con el pensamiento de que sus padres llegarían al día siguiente, un pensamiento que tendrían por muchos años.

Diciembre cinco de 1958, raro día en la recién naciente Quinta republica Francesa, la neblina y el frio opaca el hermoso campo en donde vive uno de uno de los niños que nunca vio la llegada del esperado camión. Un auto se estaciona en el camino, baja un soldado, toca la puerta y entrega una carta al niño, ya de 22 años. Está, le anunciaba que su padre había fallecido el 6 de Junio de 1944, mas conocido como día “D”, día en el que Estados Unidos bombardeo y tomo las costas de Normandía.


Cuento Chico, Tomas Kamerbeek, 2º “B”.