Repasando y recordando tiempos pasados, reflexioné acerca de la historia que se cuenta, la historia oficial. Y como también las mujeres habían participado de ella.
Me di cuenta que la historia oficial es machista y que el papel/rol que se les ha dado a las mujeres es el de donar alhajas, bordar banderas, coser trajes de combate y esperar a los maridos próceres. Pero una de ellas se destaco, Juana de Azurduy. Juana fue una teniente coronela y personaje histórico, que participó en las guerras de emancipación de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Demostró que hubo muchas personas de sexo femenino que con sus armas lucharon convencidas. Tal vez resulte desconocida ya que, la historia oficial la ha devaluado, jibarizado; junto con otras mujeres de las cuales no conocemos absolutamente nada y es importante recuperarlas históricamente porque han formado y han hecho historia, armando el país junto con otros próceres.
Lo mismo ha sucedido con Juan Manuel de Rosas. A quien se le ha acentuado toda la parte negativa. Por haber sido un líder del bando perdedor y por haber sido un líder popular. La historia oficial no toma en cuenta que es un hombre, como todos los demás, con altibajos. Es la Historia Oficial la que no ha tenido en cuenta el lado positivo del rosismo. Y la que no tuvo la predisposición de tomar en cuenta ni de contar los buenos hechos realizados por grandes epopeyas militares y políticas. La razón de esto, desde mi punto de vista, se encuentra en que fueron los vencedores de las guerras civiles (los unitarios/centralistas) quienes la escribieron.
Fue la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, quien ha recordado a los federales y a los que se intentaron olvidar. Dado que es una persona muy interesada y comprometida con los temas históricos y la historia verdadera. Lo cual se hizo evidente en los actos y festejos del Bicentenario de nuestra patria en donde no hubo próceres que habían estado siempre y estaban otros que nunca habían sido recordados.
Algo que me molesta e indigna de la Argentina son los grandes homenajes post mortem. La historia de nuestro país se construye sobre héroes muertos y no sobre héroes vivos. Pienso que no cuesta nada recordarlos antes de que se mueran. Personas importantísimas y protagonistas de nuestra Republica, que han sido olvidados u ocultados de la historia verdadera y que luego los han reivindicado. Es un defecto argentino -si se puede explicar de alguna manera- la incapacidad del reconocimiento y el interés únicamente por el recuerdo.
Porque en Argentina, el pensamiento de superación y éxito se ha convertido en una cuestión/necesidad de sobresalir grandiosamente. Ahora bien, llegando al punto central de este asunto, quiero explicar que cuando una persona fallece, ya deja de ocupar espacios y/o de generar molestias. Quienes les provocaron esto a los unitarios fueron los caudillos: personajes históricos y extraordinarios, que lucharon por una organización federal y por la reivindicación de los sectores populares; entre los que se encuentran Juan Bautista Bustos (gran caudillo jefe del Estado Mayor del Ejercito del Norte de Manuel Belgrano), Estanislao López, José Gervasio Artigas, Manuel Dorrego, Bernardo José de Monteagudo y Juan Manuel de Rosas (figura central de la política rioplatense durante un cuarto del siglo XIX).
Ellos no solamente fueron personajes importantes, sino que también fueron héroes de la independencia y de la historia verdadera de nuestro país y de otros.
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